domingo, 20 de diciembre de 2009
Obama y la guerra justa
Mientras llegan los votos decisivos para la iniciativa de salud que Barack Obama y los demócratas están cabildeando en Washington, incluimos aquí nuestros comentarios sobre el discurso de aceptación de Barack Obama del Premio Nóbel de la Paz. Aunque este evento fue el 10 de diciembre, consideramos que, por incluir la visión de la actual administración sobre la guerra, en general, y las acciones de Estados Unidos en Afganistán, en particular, vale la pena reproducir algunos fragmentos del editorial publicado el jueves 17 en el periódico El Norte.
El 10 de diciembre, el Presidente Barack Obama aceptó el Premio Nóbel de la Paz en medio de una enorme controversia por sus méritos y la conveniencia del momento. Obama sólo es responsable de aceptarlo, pero no de haber sido nominado en estas circunstancias. Para muchos ha sido una decepción que haya incrementado el número de tropas en Afganistán, ya que contradice la idea que ellos tenían de aquel candidato pacifista que hacía hermosos discursos en contra de la guerra de Iraq y que se había opuesto a ella incluso cuando hacerlo equivalía a un suicidio político. Sin embargo, como dijera Michael Walzer en su libro “Guerras justas e injustas”, una voluntad buena pura, es una ilusión política.
El mandatario justificó sus acciones, tanto ante el Comité del Premio Nóbel como ante sus simpatizantes en todo el mundo. Las guerras en que se encuentra inmerso, si bien no las inició él, ha tenido que continuarlas. Es decir, “el hombre más poderoso del mundo” está en todo momento atado de manos por los intereses nacionales y los procedimientos burocráticos que no puede contravenir. En este sentido, una lectura cuidadosa su discurso y a los de George W. Bush muestra que cambió el tono de la retórica, pero no la sustancia, ni los principios en que se sustenta.
En su elocuente discurso, Barack Obama justificó el uso de la fuerza (o la violencia) por causas humanitarias y resaltó el papel que ha jugado Estados Unidos tanto en construir el actual sistema legal internacional con las ideas de Woodrow Wilson y una activa participación en las Convenciones de Ginebra, como con las vidas de sus soldados en las dos guerras mundiales del siglo 20. Sin embargo, el presidente omitió un detalle: este país no se sujeta a las reglas de conducta que sí aplican para otros estados. No ha ratificado la Corte Penal Internacional y por ello, no puede ser un modelo a seguir en la conducta de la guerra, como pretende.
Obama no está traicionando sus principios por enviar más soldados a Afganistán. Estos soldados matarán, probablemente, en nombre de su país y siguiendo las órdenes de sus superiores. No obstante, incluso en una guerra justa (o santa) se puede cuestionar que un puente, una carretera, una hidroeléctrica, un depósito de agua que son de uso civil pueden ser considerados como blancos legítimo porque también pueden tener un uso militar. En una guerra justa se puede cuestionar la tortura y los daños colaterales, que incluyen la muerte de civiles por “errores de operación”, aun considerando los diversos escenarios de peligro que dejan márgenes de segundos para tomar una decisión de vida o muerte.
Sin duda, Barack Obama reiteró que el objetivo es conseguir la paz, aunque puede que la paz que consigan no sea justa. Y no lo será si Estados Unidos se retira dejando un gobierno corrupto y condiciones de inestabilidad, si no concreta su afán de mejorar la vida de un pueblo con el que quedó ligado por un ataque terrorista hace ocho años.
viernes, 4 de diciembre de 2009
Saliendo de Afganistán...
El Presidente Barack Obama presentó su estrategia militar en Afganistán esta semana. Después de consultas con su equipo de seguridad nacional, tomar en cuenta las recomendaciones del Departamento de Defensa, en manos de Robert Gates, y del Departamento de Estado a través de su titular, Hillary Clinton, y su enviado especial, Richard Holbroke e implementar una política para salir de Afganistán y terminar con esta guerra.
Sin embargo, la mayor omisión fue en la parte central de su mensaje: no explicó cómo funciona la lógica de enviar 30 mil soldados para retirarlos en tan poco tiempo sin que Afganistán vuelva a ser un problema. Sobre todo, porque McCrysthal, el general a cargo de las operaciones en ese país había solicitado 40 mil soldados. Si los 10 mil restantes se espera que sean aportados por la OTAN, creo que no van a llegar a la meta. Hasta ahora, los miembros de esta organización habían enviado militares a cuentagotas, aunque en unos meses veremos si esto era porque no les agradaba Bush, o lo que no les gustaba era la guerra contra el terrorismo e invocar un viejo artículo (el 5, de defensa mutua) con el que ya no se sienten comprometidos.
Antes de enviar más tropas, debería hacerse un balance y presentarlo al público de porqué la guerra no se ha ganado todavía, si se supone que para marzo de 2002 ya se había expulsado al Talibán de las principales ciudades afganas y cómo es que florecieron en Pakistán, que se suponía que estaba colaborando con Estados Unidos. Al respecto, Donald Rumsfeld tiene mucho que explicar.
Especialmente, porque desde antes de la muerte de Benazir Bhutto, Pakistán se ha vuelto un peligro para sus vecinos, como ocurrió con los terroristas que atacaron Mumbai hace casi un año.
Obama debe actuar como estadista y no tratar de complacer a Dios y al diablo, o mejor dicho, a los halcones y las palomas. Si va a enviar tropas, el plazo para que cumplan su tarea debe ir más allá de cualquier plazo electoral y enfrentarse en las urnas a las insatisfacciones de los ciudadanos. Y a propósito de elecciones, no se puede elogiar un proceso electoral y luego insinuar que el Presidente no es del todo legítimo. Esto fue el preámbulo para que el Presidente hablara de las fallas en las instituciones afganas, pero no abundó en cómo han sido corrompidas y cómo piensa arreglarlas. Esto es tan crucial para conseguir una salida de Afganistán, como capturar miembros de Al Qaeda. Y eso, más que los terroristas muertos o en prisiones, es lo que garantizará que el plan de Barack Obama tenga éxito.
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