viernes, 3 de septiembre de 2010

Greens gone

Barack Obama ha anunciado esta semana que sus soldados ya emprenden la retirada de Iraq. Es más, el Presidente de los Estados Unidos ha declarado que la guerra ha terminado. Estados Unidos sale sin cantar victoria de Iraq, pero es que no había otra forma. La guerra no fue lo que se esperaba: si de verdad esperaban encontrar ADM, no las hubo. Si querían tener un momento de gloria imperial (Wolfowitz, Rumsfeld), éste nunca se produjo. Si la idea era hacerse de jugosos contratos petroleros, no queda claro dónde está la ganancia. Si el ejemplo de un Iraq democrático y próspero sería un modelo a seguir por los vecinos, faltan muchos años para que esto suceda. Si creían que una guerra reactivaría una economía en desaceleración, sucedió todo lo contrario. Si el objetivo era probar que Saddam Hussein estaba vinculado a Al Qaeda, tampoco hubo pruebas suficientes. Si lo que querían era derrocar a Saddam Hussein, misión cumplida. La moraleja para los estadunidenses es que tienen que repensar el balance de poderes y revivir el Acta de Poderes de Guerra de 1973. En ese año le pusieron suficientes candados al Presidente para evitar un nuevo Vietnam, pero no se pensó en un control sobre la presión mediática que pudiera utilizar el Ejecutivo (como ocurrió en 2003) y lo poco crítico que fue el Congreso 108vo. acerca de las intenciones, las pruebas y los planes presentados por la Casa Blanca para obtener el aval de iniciar una invasión militar a Iraq. Por desgracia, se pensó mucho en cómo iniciar una guerra, pero muy poco en cómo mantenerla y cómo terminarla. Eso es una responsabilidad del Congreso y el Ejecutivo. Los errores cometidos en Iraq provienen de un país que acalló las críticas y puso como traidores a quienes ejercieron el derecho a la libertad de expresión y quisieron echar a andar el balance de poderes que ha sido una pieza fundamental en el éxito de Estados Unidos. Esta semana han salido de Iraq las últimas tropas de combate estadounidenses, pero eso no excluye la responsabilidad moral que Estados Unidos tiene hacia Iraq. Podrá haberse quedado un ejército privado (como si Maquiavelo no hubiera dicho hasta el cansancio que no se puede confiar en los mercenarios), pero lo que se necesita es reconstruir al país física, social, política y económicamente, para lo cual todavía falta mucho más.