lunes, 13 de diciembre de 2010

Descanse en paz, Richard Holbrooke

Richard Holbrooke, el principal artífice de los Acuerdos de Dayton, que pusieron fin a la cruenta guerra de fragmentación de la ex-Yugoslavia, falleció hoy. Holbrooke sufrió el desgarro de la vena aorta en los días pasados. En este espacio, a manera de pequeño homenaje, reunimos algunas ligas de internet con sus obituarios y sus libros y ensayos, que nos arrojan algo de luz sobre su vida y su obra. Que en paz descanse. El País: http://www.elpais.com/articulo/internacional/Muere/enviado/especial/EE/UU/Afganistan/Pakistan/elpepuint/20101214elpepuint_1/Tes The Washington Post: http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/12/13/AR2010121305198.html?hpid=topnews The New York Times: http://www.nytimes.com/2010/12/14/world/14holbrooke.html?hp Foreign Policy: http://blog.foreignpolicy.com/posts/2010/12/13/richard_holbrooke_1941_2010 The Huffington Post: http://www.huffingtonpost.com/jacob-heilbrunn/the-greatness-of-richard_b_796248.html Foreign Affairs: (reseña del libro "A Peace to End All Peace", de David Fromkin): http://www.foreignaffairs.com/articles/66834/richard-c-holbrooke/richard-c-holbrooke Sus libros: "To End a War": http://www.amazon.com/End-War-Modern-Library-Paperbacks/dp/0375753605/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1292295508&sr=8-1 "The Road to the Dayton Accords: A Study of American Statecraft": http://www.amazon.com/Road-Dayton-Accords-American-Statecraft/dp/1403965005/ref=sr_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=1292295575&sr=1-2

jueves, 28 de octubre de 2010

Deputy Secretary of State Steinberg meets with Tec de Monterrey students

Today, the Center for North American Studies had the privilege to host a Q&A session between our students from International Affairs and some graduates from EGAP and the Deputy Secretary of State, Dr. James B. Steinberg. Also visiting were Mr. Richard Verma, Assistant Secretary of State; Mr. Scott Feeley, Minister-Counselor from the U.S. Embassy in Mexico; and Mr. Nace Crawford, Consul General in Monterrey. From Tec de Monterrey, Dr. Alberto Bustani and Dra. Lucrecia Lozano welcomed our VIP guest. Dr. Steinberg answered questions about California's Proposition 19, arms traffic from the U.S. to Mexico, illegal migration as an economic/national security bilateral issue, and so on. Unfortunately, Dr. Steinberg's had to leave because he had other business to attend to, but we'll try to bring him again, this time to a bigger audience. Our students were excited for having the opportunity to ask questions about issues that matters to them. Also, they couldn't believe they could get closer to No. 2 in Department of State! Dr. Steinberg charmed them. I can say, "once a teacher, always a teacher" and he seemed to be very comfortable in our university and glad to talk to our students. Thanks to our friends at the Consulate General of the United States in Monterrey for this great experience! P.S. I will post pictures (as soon as I get them) from the event.

martes, 26 de octubre de 2010

¡Feliz cumpleaños Madame Secretary Hillary Clinton!

El Centro de Estudios sobre Norteamérica le desea un feliz cumpleaños a la Sra. Hillary Clinton.

sábado, 16 de octubre de 2010

Obama y las Elecciones Intermedias

EL 2 de noviembre, Barack H. Obama se enfrentará al revés político más importante de su carrera. Pese a sus esfuerzos titánicos a favor de la causa demócrata, una reciente encuesta de Gallup encontró que la figura del ex presidente Bill Clinton atrae más votos del electorado estadounidense que la del mismo presidente Obama. Entre los independientes, la preferencia por Clinton era aún más significativa al atraer el voto a favor de los demócratas. Al mismo tiempo, el nivel de satisfacción registrado en la opinión pública estadounidense es el más bajo en treinta años. Así, sólo el 21% de los ciudadanos en la unión americana están satisfechos con la forma en la que las cosas se están llevando a cabo en el país. Más allá de la derrota electoral anunciada, ¿Qué repercusiones tendrá el triunfo del partido republicano en la dinámica política del vecino del norte? La respuesta más concreta es una guerra intestina de poderes fácticos. Sin embargo, es necesario matizar la respuesta para ser más precisos. Desde 1998, algunos académicos como Paul Quirk en la University of British Columbia destacaban la fuerte ideologización del partido republicano en Estados Unidos. De esta manera, con el triunfo electoral de George W. Bush y Dick Cheney, se inició una purga interna que lentamente fue excluyendo a las facciones moderadas de centro-derecha de la cúpula de poder del partido. Como resultado de este proceso, el partido del elefante renunció a su amplia base conservadora y afianzó su confianza en su más reducida base ultraconservadora. Así, durante los últimos cuatro años de la presidencia de Bush Jr., muchos conservadores moderados- ciudadanos y políticos- fueron quedando en la orfandad; al arribo de Obama al poder, algunos de ellos se unirían a las filas del partido rival. Salvo algunas excepciones, el partido republicano quedó sin lumbreras políticas que lo ayudaran a sobreponerse a la derrota electoral del 2008. Pese a esto, algunas figuras como Sarah Palin lograron capitalizar políticamente su falta de pericia y sobriedad. Proviniendo del políticamente irrelevante estado de Alaska, Palin comprendió que su lugar como candidata a la vicepresidencia era robar el voto feminista derrotado a la par de Hillary Clinton; intentó con tanto empeño que sus esfuerzos fueron simplemente absurdos. No obstante, entre los sectores ultraconservadores del partido republicano se empeñaron por hacer de ella, el Mesías republicano que los regresaría a la Casa Blanca. Frente a la inequívoca debilidad republicana, el Tea Party apareció como un movimiento social reaccionario de ultraderecha dispuesto a encarar al supuesto socialismo islámico de Obama. Conforme se fortaleció el movimiento, la dirigencia republicana fue incapaz de organizar y lanzar un proyecto incluyente de centro-derecha; los moderados le fallaron al partido mientras Dick Cheney se autoproclamó defensor de la dignidad ultraconservadora al desafiar la nueva política de seguridad- un hecho inédito en sí mismo. Lo más que el partido republicano logró articular fue un refrito de su campaña en el 94; por su parte, el Tea Party logró vencer a precandidatos fuertes en algunos estados imponiéndose así a otras fuerzas al interior del partido. De esta forma, el partido republicano que se presenta a elecciones el 2 de noviembre dista mucho de ser una opción creíble de gobierno. Su aparente fortaleza- los populares candidatos del Tea Party- le pasarán una alta factura al momento de generar una agenda legislativa necesaria para el funcionamiento del gobierno estadounidense; simplemente bloqueará las propuestas de Obama, pero no ofrecerá opciones frescas a los problemas que aquejan al país. Así, los ultraconservadores y moderados de derecha deberán medir fuerzas en perjuicio de la esperanza de sus electores. Si bien, éste puede llegar confiado a las urnas del 2 de noviembre, la demonización de las medidas demócratas- políticamente impopulares, pero necesarias- no será suficiente para remediar el problema del “Grand-Old Party” (Gran viejo partido): su fractura interna y distanciamiento con la realidad política actual. Así, aunque los resultados electorales serán desastrosos para Obama, éstos no significan el fin de su proyecto de nación. Sus asesores y estrategas deberán capitalizar la debilidad de su enemigo para poder hacer repuntar la popularidad del presidente en el siguiente año. Si logran hacerlo, Obama y los demócratas podrían aspirar a un segundo período y la recaptura del Congreso. De lo contrario, se habrá tratado del gobierno de izquierda más popular y más corto en la historia de los Estados Unidos. Los electores decidirán su propio rumbo.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Greens gone

Barack Obama ha anunciado esta semana que sus soldados ya emprenden la retirada de Iraq. Es más, el Presidente de los Estados Unidos ha declarado que la guerra ha terminado. Estados Unidos sale sin cantar victoria de Iraq, pero es que no había otra forma. La guerra no fue lo que se esperaba: si de verdad esperaban encontrar ADM, no las hubo. Si querían tener un momento de gloria imperial (Wolfowitz, Rumsfeld), éste nunca se produjo. Si la idea era hacerse de jugosos contratos petroleros, no queda claro dónde está la ganancia. Si el ejemplo de un Iraq democrático y próspero sería un modelo a seguir por los vecinos, faltan muchos años para que esto suceda. Si creían que una guerra reactivaría una economía en desaceleración, sucedió todo lo contrario. Si el objetivo era probar que Saddam Hussein estaba vinculado a Al Qaeda, tampoco hubo pruebas suficientes. Si lo que querían era derrocar a Saddam Hussein, misión cumplida. La moraleja para los estadunidenses es que tienen que repensar el balance de poderes y revivir el Acta de Poderes de Guerra de 1973. En ese año le pusieron suficientes candados al Presidente para evitar un nuevo Vietnam, pero no se pensó en un control sobre la presión mediática que pudiera utilizar el Ejecutivo (como ocurrió en 2003) y lo poco crítico que fue el Congreso 108vo. acerca de las intenciones, las pruebas y los planes presentados por la Casa Blanca para obtener el aval de iniciar una invasión militar a Iraq. Por desgracia, se pensó mucho en cómo iniciar una guerra, pero muy poco en cómo mantenerla y cómo terminarla. Eso es una responsabilidad del Congreso y el Ejecutivo. Los errores cometidos en Iraq provienen de un país que acalló las críticas y puso como traidores a quienes ejercieron el derecho a la libertad de expresión y quisieron echar a andar el balance de poderes que ha sido una pieza fundamental en el éxito de Estados Unidos. Esta semana han salido de Iraq las últimas tropas de combate estadounidenses, pero eso no excluye la responsabilidad moral que Estados Unidos tiene hacia Iraq. Podrá haberse quedado un ejército privado (como si Maquiavelo no hubiera dicho hasta el cansancio que no se puede confiar en los mercenarios), pero lo que se necesita es reconstruir al país física, social, política y económicamente, para lo cual todavía falta mucho más.

sábado, 31 de julio de 2010

Invitación a la carrera verde (10K) del Consulado General de E. E. U.U. en Monterrey

Nos unimos a nuestros amigos del Consulado General de los Estados Unidos en Monterrey para invitarlos a participar en la edición de la Carrera Verde (10K) que este año se llevará a cabo el 15 de agosto. Como saben, el propósito es contribuir a una vida sana fomentando el ejercicio y apoyando a la reforestación de la sierra de Santiago, Nuevo León. Por cada participante registrado, se plantarán 4 árboles a finales de agosto. Está limitado a 3,000 corredores. ¡¡Los esperamos!! Para mayores informes: http://www.greenrace10k.org/2010/

miércoles, 19 de mayo de 2010

Migración, Nominaciones y Elecciones: Una peligrosa mezcla

Este verano será de una extrema agitación política en Estados Unidos. El calendario electoral del vecino del norte dicta la necesidad de determinar las candidaturas para puestos de elección popular local y federal. Aunado a este ritual democrático, también se tienen dos escándalos que han trascendido en los últimos días. Por un lado se tiene la infame “Ley Arizona” que ha suscitado pasiones en torno a un perenne debate político: una reforma migratoria comprensiva. Por otra parte, la nominación de Elena Kagan a la Suprema Corte de Justicia ha movido el avispero conservador de los Estados Unidos iniciando ataques frontales a la candidata del presidente Obama. El complicado escenario político que se avista a la distancia del otoño es reforzado por un dato particularmente interesante que arroja una reciente encuesta de Gallup. Para las elecciones intermedias a celebrarse en noviembre, 45% de los votantes que se identifican como conservadores y 62% de aquellos muy conservadores se describen altamente entusiasmados por ejercer su derecho al voto. El ánimo entre moderados tan solo alcanza un 22% mientras que los liberales apenas logran un 26%. En efecto, el panorama se nubla para el partido demócrata. Las encuestas parecen reflejar una realidad constatada a través de charlas por el corazón del conservadurismo estadounidense: el denominado sur o “cinturón bíblico”. Las animadversiones contra Obama y su gestión continúan a la alza mientras que movimientos cada vez más radicales se logran posicionar en las preferencias electorales de este sector demográfico. En dicho bloque se encuentra una gran parte de la clase media estadounidense que se dice disociada de la élite liberal al mando en Washington desde el arribo de los demócratas. Para ellos dicha élite educada conspira contra el “Joe” habitante de los suburbios que busca, a través de su propio esfuerzo, lograr una mejor calidad de vida para él y, si apropiado, su familia. De esta manera, el derecho a decidir, la igualdad y el estado de derecho, grandes ideales estadounidenses, enfrentan grandes reveses cuando se habla de aborto, homosexualidad y terrorismo. Tres aparentan ser los temas recurrentes que “Joe” busca defender en las elecciones primarias, motivos que pueden explicar la movilización del electorado conservador. El primero se relaciona con la identidad estadounidense. El segundo con la separación de la iglesia-estado. Una más hace referencia al fundamento. Pese a esta conveniente separación, los tres temas están profundamente interrelacionados. Estados Unidos, tras el fin de la Guerra Fría, continúa haciéndose una pregunta clave que tanto el gurú Samuel Huntington como el anarquista Noam Chomsky han intentado contestar: Who are We? – Quiénes somos?. Cuando el mundo se encontraba construido bajo la falacia panóptica de la bipolaridad, ésta pregunta resultaba relativamente más fácil de responder. Estados Unidos constituía el bloque del bien con ideales fundamentados en la libertad individual en franca oposición al imperio soviético. Al derrumbarse dicho imperio, la respuesta se volvió más difícil de plantear. Huntington propuso la tesis de Estados Unidos como el líder del bloque civilizatorio occidental y “refinó” su idea al plantear, antes de morir, que los hispanos representaban una amenaza real para la identidad estadounidense. Por su parte Chomsky, a través de una píldora difícil de digerir propuso a Estados Unidos como un imperio, renuente, pero al fin imperio. Para Joe, eso de la civilización, la identidad y el imperio resultan abstracciones intelectuales sin sentido. Lo que sí posee sentido es su manifestación material en la política. La materialización de esta discusión se refleja en la necesidad de un proyecto totalizador que de cohesión a la sociedad de una vez por todas. Así, para Joe, Estados Unidos es un país anglosajón fundamentado en los principios cristianos que se establecieron en el pacto del Mayflower. Joe parece ignorar que los puritanos sólo formaron una pequeña parte del flujo total migratorio que dio forma a la sociedad americana. Asimismo, a través de este supuesto, desconoce las migraciones de otros grupos tales como los esclavos africanos, lo cuáqueros, los católicos, los judíos,… Para él, la situación es muy clara y por lo tanto, la Ley Arizona no representa nada más que un acto desesperado por un gobierno local frente a la falta de decisión del gobierno federal para resolver el problema migratorio de hispanos. Poco le interesa el principio constitucional bajo el cual un estado no puede intervenir en asuntos federales tales como la migración. Así las cosas, los principios cristianos que identifican a Estados Unidos constituyen las normas básicas de conducta social sin siquiera percatarse del cambio acaecido en la constitución demográfica de la sociedad a través de más de doscientos años. Por lo mismo, Joe está aterrado frente a la cruzada que busca secularizar al Estado permitiendo múltiples manifestaciones de fe de una manera constructiva y ordenada. Cual Banjamin Franklin, él pide cristianismo o muerte. El multiculturalismo y la tolerancia están de más. Esos principios simplemente no aparecen ni siquiera esbozados escuetamente en la acepción de democracia que él usa. Para Joe, en una democracia, las minorías son abusadas legalmente si la mayoría así lo desea olvidando aún las enseñanzas de John Stuart Mill respecto a la tiranía de la mayoría. Sólo así se puede comprender el hecho de que los ataques contra Elena Kagan se hayan centrado muy poco en sus credenciales y aptitudes profesionales mientras que se daba rienda suelta a rumores en torno a su preferencia sexual. Finalmente, estos abusos y rechazo hacia todo aquello que parece innovador nos conduce a la propuesta política de Joe: el retorno a los fundamentos. Para él, el futuro político de Estados Unidos se encuentra en un regreso a los principios fundacionales de la “identidad” de su sociedad. Sin importarle, la aparente equiparación a los fundamentalistas islámicos al que este pensamiento lineal conduce, Joe se prepara para que este noviembre líderes conservadores detengan y reviertan los programas “socialistas” de la administración de Obama. Lo más preocupante, es que en medio de dicha retórica fundamentalista, hay una evidente carencia de sustancia. No existe estrategia ni plan alterno sólido que los conservadores puedan ofrecer pese a su intento de relanzar el antiguo plan del pacto de 1998. Aún más preocupante resulta el deterioro del capital político que líderes conservadores razonables poseían antaño entre sus mismas filas como el senador Robert Bennett en Utah. El Tea Party junto a Sarah Palin aparecen como una simple caricatura política de los ideólogos de las Reagonomics. Para Joe esto no tiene importancia: ellos son la alternativa. Joe representa al votante conservador promedio de Estados Unidos. Para ellos, la única solución es un revés contundente al programa de gobierno de Obama tachado de socialista. Sin el más mínimo interés en comprender las implicaciones que dicha ética posee, el espíritu del senador McCarthy vuelve a rondar en la política estadounidense. Si el partido demócrata no reacciona a tiempo a las estridentes señales espectaculares que se le presenta, no sólo perderán el Congreso; también perderán la presidencia. El regreso de los Republicanos al poder sería equiparable al retorno del PRI en México. El partido Republicano aún debe transformarse para dejar de ser el Grand Old Party (El Gran Viejo Partido) que es. Mientras tanto, Felipe Calderón inició ya su gira en medio de este complicado panorama político.

sábado, 24 de abril de 2010

Goldman Sachs:¿Cómo domar al león?

Las noticias más recientes en torno a la crisis hipotecaria de Estados Unidos están comenzando a tocar un nervio sensible de la política estadounidense. Tras la decisión del gobierno americano de apoyar a empresas como Goldman Sachs frente al potencial desastroso que la bancarrota de este tipo de empresas representaba para la economía como un todo, el Senado, a través de su comité especializado, ha iniciado una revisión importante del asunto. Entre los blancos más importantes de las discusiones que se han generado al interior del comité del Senado se encuentra Goldman Sachs que es acusado de haberse beneficiado de la crisis hipotecaria. Sustentado las acusaciones en una serie de correos electrónicos, el Senador demócrata Carl Levin ha dicho que la empresa se benefició al especular inclusive contra los intereses de sus propios clientes. Esto contradice la posición oficial de Goldman Sachs quien en múltiples ocasiones ha reiterado que el riesgo de bancarrota era serio y por lo tanto, el apoyo financiero del gobierno, necesario. Algunos de los citados correos electrónicos dejan entrever lo turbio de la situación. En algunos se menciona que al inicio la empresa sufrió importantes pérdidas; sin embargo, gracias a movimientos financieros, fue capaz de aumentar sus ganancias de manera significativa. En otro correo, se muestra que Goldman Sachs, debió decidir si continuar invirtiendo a favor o en contra del sector hipotecario. En un correo posterior, mientras muchas empresas en el sector reportaban pérdidas, Goldman Sachs consideraba estar bien posicionado. En su defensa, los ejecutivos de la empresa han dicho que el Senado está siendo bastante selectivo en los documentos que está dando a conocer. Más allá de los intereses que mueven las discusiones entre los senadores americanos y Golden Sachs, lo cierto es que se avecina un clima de animadversión entre Wall Street y el gobierno. Obama ha intentado reconciliar las posiciones al hacer un llamado a Wall Street a unirse a los esfuerzos de crear un marco regulatorio saludable. La reticencia de ciertos grupos conservadores hace que el enfrentamiento entre el sector privado y el sector público posiblemente escale. No obstante, en medio del frenesí del libre mercado, se pierde una lección esencial en la cultura política de Estados Unidos. El mercado no es una abstracción determinista y caprichosa, es una construcción regulada por las creencias de los actores que intervienen en ella. Las crisis, sean hipotecarias, crediticias, financieras o económicas, son producto del conjunto de creencias, actitudes y acciones que los actores económicos más importantes y capaces de influenciar la estructura, como Goldman Sachs, poseen. En una era donde los gobiernos son sometidos a duras indagaciones, ¿Quién somete a la autoridad privada a escrutinios igual de rigurosos?

sábado, 13 de marzo de 2010

¿Preparando la masa de la enchilada completa?

En medio de la incertidumbre política que rodea a la reforma al sistema de salud estadunidense, comienzan a circular noticias sobre otro tema escabroso en la política del vecino del norte: la reforma migratoria. El jueves 11 de marzo, el presidente Obama pasó gran parte de la tarde reuniéndose con actores estratégicos en el Senado, sindicatos de trabajadores, líderes empresariales y defensores de los derechos de los migrantes. A pesar de estas reuniones significativas, la cautela es la actitud dominante dado que el futuro de una reforma migratoria depende en gran medida de la resolución del enfrentamiento partidista en torno a la reforma sanitaria y el uso de la reconciliación para asegurar su aprobación. El año pasado, en el marco de la Cumbre de Líderes de Norteamérica, el presidente Obama declaró que la reforma migratoria era una prioridad para su administración. En consecuencia, en septiembre de 2009, el Congreso y la Casa Blanca iniciaron una revisión al sistema migratorio estadunidense que aún continúa llevándose a cabo. Como parte de la comisión a cargo del proceso, los senadores Charles E. Schummer (D) y Lindsey Graham (R) se reunieron en la Casa Blanca con el presidente. Dicha reunión tuvo como objetivo el revitalizar las discusiones en torno al tema. Obama también se reunió con importantes líderes de diversos sindicatos y organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes. La A.F.L.-C.I.O, el sindicato históricamente más importante en la política estadunidense, emitió una declaración de extrañamiento al no haber sido requerida en dicha reunión. No obstante, la lectura pudiera ser un tanto equivocada dado que se buscó invitar a sindicatos más arraigados con sectores económicos particulares que podrían ser potencialmente afectados por el flujo migratorio. Por su parte, los líderes de las organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes se dijeron satisfechos por la atención recibida en la Casa Blanca. Sin embargo, esta atención no ha sido capaz de hacer desistir a estos grupos de dar marcha atrás a la movilización convocada el 21 de marzo. La oposición también se ha hecho escuchar a través del senador Graham (R) quien vinculó el uso de la reconciliación para la aprobación de la reforma del sistema de salud a las posibilidades de una discusión política seria en torno al asunto de la migración. A pesar de estos obstáculos, la comisión examinadora ya ha dado resultados positivos para iniciar dicho debate. Durante los últimos seis meses, la comisión ha redactado una hoja de trabajo con aproximadamente 30 propuestas de mejora. Entre estas se destacan la legalización de los alrededor de 11 millones de inmigrantes ilegales, la creación de una credencial de identidad biométrica para todos los trabajadores en el mercado estadunidense, el sellamiento de la frontera sur, la creación de un esquema de trabajadores temporales y la formación de un panel independiente que determine el número de permisos temporales disponibles. Muchas son las propuestas en el aire y habrá que esperar al resultado de la votación sobre la reforma al sistema de salud. Los republicanos utilizarán al máximo esta oportunidad como una estrategia política que les permita recuperar la mayoría en el Congreso o cuando menos en el Senado. Obama, consciente de las dificultades que se avecinan como consecuencia de su empecinamiento, ha reconocido que no será sino hasta el segundo semestre del año o el 2011 que se inicien discusiones productivas. Mientras tanto, el cabildeo continúa. ¿Cómo se posicionará el gobierno mexicano frente a esta coyuntura? ¿Estará Sarukhan, Embajador de México ante Estados Unidos, amasando la harina para preparar la enchilada completa?

jueves, 4 de marzo de 2010

De cómo cocinar una reforma al sistema de salud

De entre el olvido parece reaparecer en la agenda política estadounidense la reforma al sistema de salud. El miércoles 3 de marzo, el Presidente Obama sorprendió a la opinión pública al realizar un evento de profesionales de la medicina en la Casa Blanca. Desde ahí, fue claro sobre su objetivo político: presionar al Congreso estadounidense a votar una reforma que pareciera nació muerta. La presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, rápidamente rechazó que exista una presión por parte de la Casa Blanca para llevar a cabo dicha votación. Sin embargo, la complejidad continúa siendo aparente. Robert Gibbs, el vocero del gobierno de Obama, declaró el jueves 4 de marzo que el presidente espera poder firmar una reforma antes del 18 de marzo, fecha en la que saldrá del país para encontrarse con mandatarios en Indonesia, Guam y Australia. No obstante, dos semanas de plazo parecen ser complicadas para un Senado en el que los Republicanos son capaces de iniciar un proceso de filibusterismo que termine de matar al proyecto de ley. Además, el Congreso estadounidense está próximo a concluir esta primera sesión del año. Los prospectos no son nada favorables para esta reforma. Aunado a esto, las divisiones partisanas continúan. Los Republicanos continúan empecinados en que las consecuencias de este proyecto afectarán a un sexto de la economía estadounidense y que por lo tanto concederán al gobierno federal una mayor capacidad de intervención en la economía. Así, la discusión continúa llevándose en oídos sordos y con una clara falta de argumentación por ambos lados. A pesar, de este complicado escenario, la verdadera dificultad para Pelosi y Obama proviene del mismo Partido Demócrata. El sector conservador de dicho partido ha amenazado con un voto contrario a la reforma si el proyecto de ley no posee suficientes salvaguardas dada la posibilidad de hacer uso de subsidios federales para la realización de abortos. En el programa Good Morning America, el Representante Bart Stupak dejó en claro que él y otros 11 están dispuestos a bloquear la propuesta si no se hace algo al respecto. Frente a esta posibilidad, Nancy Pelosi ha sido firme al descreditar a Stupak argumentando que ella no ha recibido información de que los otros representantes estén dispuestos a seguirlo y reiterando que el proyecto no representa un cambio a la política tímida en torno al tema del aborto en Estados Unidos. En un acto que busca dar un mayor impulso a la capacidad de negociación de Barack Obama y los demócratas, el presidente se reunió con un grupo de legisladores progresistas con la finalidad de convencerlos de la necesidad de llevar a cabo dicha votación. Llamándola la piedra angular, Obama reconoció las posibles limitaciones de la reforma y avaló el uso del procedimiento parlamentario de reconciliación con la finalidad de evitar el filibusterismo republicano en el Senado. Al mismo tiempo, pidió a los asistentes a dicha reunión que buscaran obtener la mayor cantidad de votos favorables para evitar la necesidad de técnicas que podrían ser interpretadas como unipartidistas. Los Republicanos ya dejaron en claro que el uso de la reconciliación con la finalidad de limitar el tiempo de debate de la reforma representará una afrenta a la voluntad del pueblo estadounidense. El tiempo sigue corriendo y Obama ha optado por una estrategia política sumamente riesgosa. Si es incapaz de lograr que los demócratas se unan y logren convencer a algunos republicanos, dicha votación podría afectar aún más su capital político aunque el proyecto pase. El descontento del público estadounidense frente a la posibilidad de la aprobación de la reforma al sistema de salud se vería reflejado en las próximas elecciones intermedias. Obama sabe esto. Por lo tanto su estrategia también reconoce que dicha reforma estará muerta en el siguiente período de sesiones y, por lo tanto, en el nuevo Congreso que resulte electo. Si el objetivo es cocinar una reforma, el tiempo es el indicado. No obstante, Obama corre el riesgo de terminar metiendo al microondas su creación en lugar de usar el horno convencional. El posible resultado será un platillo un tanto crudo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Barack Obama y El Estado de la Desunión

Barack Obama cumplió con uno más de los rituales de la democracia estadounidense. El pasado 27 de enero se presentó ante el pleno del Congreso para reportar el estado que guarda la unión americana. Ante la aparente debilidad que su administración enfrenta, el mensaje fue claro y contundente: reforzar dicha unión. Sin embargo, la realidad política de Estados Unidos nos habla más de una desunión producto de las divergencias ideológicas profundas y la animadversión de los poderes fácticos hacia el discurso del cambio. Ante esto, Obama dedicó gran parte de su discurso buscando crear un ánimo bipartidista en el legislativo que le permita apuntalar su agenda legislativa durante su segundo año. El tema que más ha afectado el bono democrático de Obama ha sido el de la recuperación económica y el manejo del paquete de estímulo fiscal. Este asunto le costó el fuego enemigo de la derecha estadounidense al anunciar un presupuesto de trillones de dólares para el ejercicio del año fiscal casi por concluir. Habiendo pasado los momentos más críticos de la crisis financiera, el anuncio de nuevos impuestos a bancos que permitan la pronta recuperación del dinero invertido a través de la intervención estatal ha sido el nuevo objetivo en la lucha contra el cambio. Ante esta inflexibilidad, Obama expuso la lógica de su administración en el desarrollo de la política económica. Primeramente, reconoció el trabajo aún por realizar. Recordó al pueblo estadounidense que el paquete de rescate financiero fue una iniciativa de la pasada administración Bush que él decidió apoyar como un proceso subóptimo pero responsable. Finalmente, en un intento por apelar al electorado conservador, Obama enfatizó el recorte de impuestos a la clase trabajadora y las pequeñas y medianas empresas. Sólo como sacia morbos y con la finalidad de asestar un golpe final a la campaña en su contra, el presidente estadounidense reconoció el papel fundamental de las empresas en el crecimiento económico del país. El ritual estadounidense no estuvo sin sobresaltos políticos. En una cachetada de guante blanco, Obama describió a la década que concluye la Década Perdida. En ese contexto propuso una serie de iniciativas legislativas que creen un sistema financiero más saludable, fomenten la iniciativa y la apertura de nuevas industrias, conduzcan a un superávit comercial de la cuenta corriente, y que prioricen la inversión en capital humano. En todo este plan, Obama hizo alusión al concepto del desarrollo sostenible al prometer la mejora presente sin comprometer el futuro crediticio del país. También causó revuelo al proponer la aceptación de los activos homosexuales en el ejército estadounidense buscando ganar el favor del ala liberal sin reflexionar en la reacción que esto seguramente causará en una de las instituciones más conservadoras del vecino del norte. Sin embargo, el asalto más grave fue a la Suprema Corte de Justicia olvidando la experiencia de Franklin D. Roosevelt. Sin pudor alguno, Obama criticó severamente la decisión judicial que considera el gasto sin limitación alguna por empresas en las elecciones como libertad de expresión. Haciendo uso del otro como herramienta identitaria, el presidente expuso su temor a la apertura del sistema político estadounidense a intereses particulares no sólo de nacionales sino, además, de empresas extranjeras. Irónicamente, Obama recalcó la nueva política de cooperación multilateral que Estados Unidos ha pretendido abanderar desde el inicio de su administración. Para él, el mejor ejemplo de dicha política se encuentra en las conferencias sobre desarme nuclear mostrando la permanencia de ésa infame problemática del sistema internacional al fin de la Guerra Fría: la falta de un enemigo común que consolide le orden internacional que Estados Unidos ha pretendido construir los últimos 20 años. De igual manera, Obama buscó honrar su promesa electoral del retiro de tropas de Irak y Afganistán. Faltará ver si las condiciones se dan en agosto de este año para cumplir su palabra. Obama entró al Congreso estadounidense buscando construir alianzas y calmar los enfrentamientos ideológicos. No obstante, habrá que esperar la reacción de los grupos al interior del Partido Republicano que continúa en la búsqueda de un líder (o lidereza) que le permita obtener ventajas electorales en las elecciones intermedias. Sarah Palin en conjunto con Tom Tancredo realizarán una de las mayores demostraciones de su capital político en el evento que prepara el Tea Party en abril en la ciudad de Boston. Esto puede resultar en una primera medición de fuerzas entre demócratas y republicanos de cara a las elecciones legislativas. Si el discurso de Obama logró acercar a republicanos de centro-derecha, podríamos ver mayor fluidez en la agenda legislativa; si por el contrario, no fue así, Palin y la facción más radical de la derecha estadounidense tendrán la herramienta de la desunión que conquista.

jueves, 21 de enero de 2010

Esperanza a un año

El 20 de Enero de 2009 los estadounidenses y el mundo estaban a la expectativa. Las elecciones del 4 de noviembre y la posterior asunción de Obama a la Presidencia de Estados Unidos marcaban el fin simbólico de varias etapas en la política de aquella nación. En el marco de una crisis financiera global, se anunció el fin del Neoliberalismo como proyecto hegemónico como respuesta a las múltiples críticas sobre la desregulación financiera (iniciada en la década de los 80 por Ronald Reagan y continuada en su forma más agresiva por George W. Bush). El cambio fue discretamente aprobado por el Fondo Monetario Internacional, el G8 y la OCDE, entidades tradicionalmente defensoras del ahora fracasado modelo. Asimismo, la derrota de Hillary Clinton en las elecciones primarias marcó la renovación generacional del liderazgo del Partido Demócrata. Una salida pactada facilitó la reconfiguración de fuerzas al interior del partido. Por su parte el Partido Republicano se resquebrajó al interior debido al enfrentamiento de su facción Neoconservadora con aquellos que, acorralados al margen del espectro ideológico que abarca ésta, luchaban por contener el proceso de derechización del partido iniciado en 1998. En medio de estos procesos políticos y frente al desgaste de imagen de Estados Unidos al interior, Obama logra llegar a su ceremonia de toma de protesta como una alternativa al proyecto Neoliberal. Pese a sus triunfos iniciales, el ahora Presidente inicia su segundo año de gobierno profundamente desgastado. El martes 19 de enero de 2010, Scott Brown (R) es electo Senador por Massachusetts en un proceso para determinar al sucesor del fallecido Edward Kennedy(D). Este resultado muestra la doble debilidad de Obama. Por un lado, la inquietud del electorado frente a los proyectos demócratas presentados durante el año 2009 en el Congreso, especialmente si se recuerda que Massachusetts es un estado que generalmente vota azul. La segunda derrota se da a la persona del Presidente como líder de partido. Los esfuerzos personales de Obama para ganar el favor del electorado fracasaron de manera estrepitosa pese a que Nancy Pelosi ha negado que dicha derrota afecte los planes de la reforma sanitaria. Los estrategas de Obama lo expusieron desde el principio al fracaso. Al abrir su Presidencia con el divisivo asunto de Guantánamo sin el apoyo político requerido por parte de los demócratas en el Congreso, la Casa Blanca de Obama debió enfrentarse a fuerzas profundamente conservadoras expertas en el uso de la política del miedo. No obstante, el tiro de gracia fue dado por la muerte del Sen. Kennedy previo al inicio de la discusión de la reforma sanitaria. Sin el apoyo de un negociador como Kennedy y con la polarización ideológica como estrategia republicana para frenar el impulso demócrata, Obama erosionó su bono democrático de manera peligrosa. Aunado a esta falta de planeación estratégica por parte de sus consejeros, Obama también ha sido preso de los poderes fácticos que constituyen el llamado "establishment" en Washington. Una de las decisiones más controversiales fue la decisión del envío de más tropas a Afganistán pese a la promesa de campaña de una pronta retirada. Las promesas claramente han quedado detrás de las obligaciones adquiridas tras la implementación de una política exterior irresponsable en la administración pasada. De igual manera, el manejo de la crisis financiera global también ha mostrado que, pese a las buenas intenciones del cambio prometido, los intereses particulares continúan influyendo la realidad económica estadounidense. De esta manera, la incongruencia del laissez faire llega a su clímax. No intervención en la regulación, pero sí paquetes de rescate financiero en caso de falla a costa de los contribuidores al erario público. En materia de política exterior, la administración de Obama sigue sin morder en el caso del conflicto palestino-israelí a la par que promueve un unilateralismo disfrazado de multilateralismo en la Asamblea General de Naciones Unidas. Su frase de campaña prometía una esperanza en la cual se podía creer. A un año esa esperanza se ha esfumado. Barack Obama, guiado por una serie de malos estrategas políticos, ha desgastado de manera innecesaria su bono democrático alarmantemente. Sin embargo, la peor derrota apenas se aproxima en las elecciones intermedias del Congreso estadounidense este año. A menos que Barack Obama logre manejar la agenda política y deje de ser aplastado por los acontecimientos del mundo que lo rodea, posiblemente el cambio sólo dure un período. ¿Estarán Obama y el Partido Demócrata a la altura de los retos que se avecinan?