domingo, 4 de octubre de 2009

IT'S HEALTH CARE, STUPID!

La reforma de seguro social es una verdaera tarea titánica. La ley de 1965 ha quedado sobrepasada por los retos que impone una mayor cantidad de "babyboomers" que utilizan estos servicios y una población que, aunque va en aumento, no es suficiente para cubrir los fondos que requieren adultos mayores que tienen una esperanza de vida más larga y donde los gastos médicos son muy caros. Bill y Hillary Clinton lo intentaron en 1993 y fracasaron. En 2009 es Obama quien vuelve a la carga, según una de sus promesas de campaña. Viendo la experiencia de la Administración Clinton, el Presidente ha tomado algunas previsiones, como dejar que sean los congresistas y senadores quienes arreglen los detalles de la reforma y no enviarles la propuesta nada más para que digan "sí" o "no". También, esta vez corrigieron algunos detalles y la Small Business Association no es una enemiga, como con los Clinton. Es decir, ha logrado "amarrar" a algunas partes cruciales. Aunque sabemos que hay muchas cosas que también son importantes y que el mundo no se detiene mientras los cabilderos, la gente de Obama y los principales interesados se ponen de acuerdo, lo cierto es que no se debe dejar que otros asuntos distraigan la atención de lo verdaderamente importante, especialmente si son "gratuitos". Primero fue el problema entre Henry Louis Gates, Jr. y la policía de Boston y luego la apuesta de la alcaldía de Chicago por ser la sede de los Juegos Olímpicos de 2016 lo que logra captar más el interés de la audiencia, aunque sea por un corto plazo. El presidente no debe dar la impresión de ser un improvisado o alguien que se distrae fácilmente, sino de seguir una agenda donde las prioridades están bien marcadas. No es el árbitro de todas las peleas y no es un "multichambas". La reforma del seguro social es demasiado relevante para el futuro de Estados Unidos como para dejarla en un segundo plano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario