viernes, 4 de diciembre de 2009
Saliendo de Afganistán...
El Presidente Barack Obama presentó su estrategia militar en Afganistán esta semana. Después de consultas con su equipo de seguridad nacional, tomar en cuenta las recomendaciones del Departamento de Defensa, en manos de Robert Gates, y del Departamento de Estado a través de su titular, Hillary Clinton, y su enviado especial, Richard Holbroke e implementar una política para salir de Afganistán y terminar con esta guerra.
Sin embargo, la mayor omisión fue en la parte central de su mensaje: no explicó cómo funciona la lógica de enviar 30 mil soldados para retirarlos en tan poco tiempo sin que Afganistán vuelva a ser un problema. Sobre todo, porque McCrysthal, el general a cargo de las operaciones en ese país había solicitado 40 mil soldados. Si los 10 mil restantes se espera que sean aportados por la OTAN, creo que no van a llegar a la meta. Hasta ahora, los miembros de esta organización habían enviado militares a cuentagotas, aunque en unos meses veremos si esto era porque no les agradaba Bush, o lo que no les gustaba era la guerra contra el terrorismo e invocar un viejo artículo (el 5, de defensa mutua) con el que ya no se sienten comprometidos.
Antes de enviar más tropas, debería hacerse un balance y presentarlo al público de porqué la guerra no se ha ganado todavía, si se supone que para marzo de 2002 ya se había expulsado al Talibán de las principales ciudades afganas y cómo es que florecieron en Pakistán, que se suponía que estaba colaborando con Estados Unidos. Al respecto, Donald Rumsfeld tiene mucho que explicar.
Especialmente, porque desde antes de la muerte de Benazir Bhutto, Pakistán se ha vuelto un peligro para sus vecinos, como ocurrió con los terroristas que atacaron Mumbai hace casi un año.
Obama debe actuar como estadista y no tratar de complacer a Dios y al diablo, o mejor dicho, a los halcones y las palomas. Si va a enviar tropas, el plazo para que cumplan su tarea debe ir más allá de cualquier plazo electoral y enfrentarse en las urnas a las insatisfacciones de los ciudadanos. Y a propósito de elecciones, no se puede elogiar un proceso electoral y luego insinuar que el Presidente no es del todo legítimo. Esto fue el preámbulo para que el Presidente hablara de las fallas en las instituciones afganas, pero no abundó en cómo han sido corrompidas y cómo piensa arreglarlas. Esto es tan crucial para conseguir una salida de Afganistán, como capturar miembros de Al Qaeda. Y eso, más que los terroristas muertos o en prisiones, es lo que garantizará que el plan de Barack Obama tenga éxito.
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