miércoles, 29 de abril de 2009
Los primeros 100 días de la Presidencia de Obama
Cien días no son suficientes para evaluar o predecir cómo será la Presidencia de Obama. Son cien días naturales, pero no cien días hábiles. Como sea, es un tiempo de ajuste en el cual se empiezan a alinear las piezas para trabajar. El Presidente está sujeto al control del Congreso, que tiene que aprobar las nominaciones de muchísimos funcionarios, entre ellos el de la Secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, ex gobernadora de Kansas. La nominación se habia pospuesto, pero la emergencia del virus de la influenza ha hecho reaccionar a los congresistas, por lo que Sebelius ya es titular de Salud.
Cien días sirven para probar el carácter y la inteligencia de una administración. Al menos eso quiso probar Franklin Delano Roosevelt en 1933 cuando inició esta tradición. Bill Clinton cometió el error de introducir en sus primeros tres meses la famosa ley sobre los gays en el ejército, que fue un fracaso bochornoso que lo debilitó temporalmente. Obama aprendió esta lección y se cuidó de enviar iniciativas controversiales al Congreso. Un punto clave es la guerra contra el terrorismo. Para empezar, se le ha buscado un efeumismo para distanciarse de esta etiqueta de la era Bush. Después, se ordenó el cierre de Guantánamo (en un año), símbolo de la mala imagen estadounidense y todo lo erróneo relacionado con esta guerra. Tercero, se habla de retiros escalonados, de nuevas estrategias, pero no de una salida en menos de dos años. Al respecto, salir de Iraq o de Afganistán sin crear un problema mayor no es tan sencillo, por lo que Obama ha tenido que seguir algunas políticas heredadas por Bush.
Pero hay otros asuntos en donde Obama no tiene opción: la economía no puede esperar a mejores tiempos y ha ésta ha sido una prueba en la que se requiere inteligencia y creatividad. Aquí los resultados son mixtos y por lo pronto, con la quiebra de GM hemos visto a un Presidente que no teme intervenir incluso pidiendo la renuncia de un directivo de una empresa privada.
México ha sido una prueba de fuego: por un lado, el tema del comercio en el que Calderón ha dado una fuerte réplica al cierre del programa piloto de los traileros mexicanos en Estados Unidos. Por otro, la violencia transfronteriza provocada por el narcotráfico. Y tercero, la crisis que estamos viviendo por el brote de influenza porcina que todavía no sabemos cómo y cuándo acabará.
Obama es un presidente muy popular, tanto con el público en general como con sus homólogos de aparentemente todo el mundo. Como atestiguamos en sus visitas a Europa y a México, es "el Seductor en Jefe", ya que hasta Hugo Chávez quiere ser su amigo (why can't we be friends?). Pero sus políticas, especialmente las económicas y fiscales, no son tan populares. Por no hablar de cómo el "memo sobre la tortura" y la decisión de no perseguir a quienes realizaron actos de tortura ha calado hondo en la prensa liberal que lo adoraba incondicionalmente, hasta ahora. El resultado de estos 100 días es mixto, hay cosas que no han funcionado y se han cometido algunos errores, pero el futuro luce promisorio.
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